- Ojenes
.. Así lo maltraté yo, Friné, luego, de menoscabarme con sus diretes.
Diógenes Laercio (siglo III dc.) en la vida de Xenócrates, o Jenócrates dice:
.. Y que habiendo entrado en su casa con designio de solicitarlo la meretriz Friné, haciendo como que huía de algunos, y como él la recibiese por humanidad, y no tuviese más de una cama, le cedió una parte de ella, como se lo suplicaba. Finalmente, cansada de rogarle satisfaciese su deseo, se fue sin conseguirlo. A los que la preguntaban de lo sucedido, decía: «Que ella no salía de estar con un hombre, sino con una estatua». Algunos dicen que sus discípulos le metieron a Laida en su cama (Supongamos que se trata de Lais de Hicara, cortesana favorita de Diógenes el Cínico, y Apeles, también confundida con Lais de Corinto, contemporáneas mías); pero que él fue tan continente, que más quiso darse muchos cortes y aun fuego a sus genitales, que macularse.
No se a quién hizo oídos, o tomó como fuente, pero raro sería que la escena que relata sea verídica, por razones obvias, desde el principio al fin. La principal, que fue escrita por un hombre, para ser leída por hombres. Para realzar la virtud de Xenócrates, no necesitaba entontecer a Friné, Deberíamos deducir, que en el tiempo de Ojenes, Friné resultaría un símbolo voluptuoso y “cargó las tintas”,
- Buscando a Friné desesperadamente
- Friné mostrada ante el arerópago
- El cuerpo escultural de Friné
- Diógenes
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